Participación de Carlos de Jesús Alejandro,  Nahua de la Región del Alto Balsas, Guerrero, Ex-Diputado Federal del 6º Distrito, Chilapa de Álvarez, Ex-Representante Indígena de México ante el FILAC.


Quiero agradecer la invitación de los Coordinadores Nacional y Estatal de la Unidad de las Izquierdas para incorporarnos plenamente a este proceso y a este 5º Encuentro Nacional.   

Sin duda un espacio relevante de encuentro, intercambio, análisis y reflexión; como ahora se nos cita, en que rememoraré rápidamente los 32 años de este primer movimiento precursor de organización y movimiento indígena estatal, nacional y continental, como parte de los movimientos sociales transformadores en la lucha democrática. 

La coincidencia e incidencia de la participación indígena en los espacios y encuentros han sido fundamentales en la reivindicación de nuestra identidad y de nuestros derechos, sobre todo en los inicios de los 80’s y finales de los 90’s, al lanzar la iniciativa de la Campaña Continental 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular (CC500ARINP), como respuesta a los pretendidos “festejos” neoliberales de los países de Iberoamérica por el mal llamado V Centenario del “Encuentro de Dos Mundos” o “Encuentro de Dos Culturas”. 

Este primer levantamiento en el marco de la CC500ARINP le he denominado el Primer Levantamiento Indígena en México; un levantamiento pacífico que nos convocó a diversas organizaciones que ya veníamos caminando con nuestras luchas reivindicatorias por algunos derechos fundamentales en algunas regiones y entidades, como el caso de los compañeros de la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo, en Oxaca; o los compañeros del Frente Independiente de Pueblos Indios (FIPI) de Chiapas; y varios otros movimientos y dirigentes en esos tiempos como en Guerrero, donde a principios de los 90´s constituimos nuestra organización regional indígena, el Consejo de Pueblos Nahuas del Alto Balsas (CPNAB), para defender nuestra tierra, territorio, patrimonio cultural y nuestros recursos naturales contra uno de los megaproyectos hidroeléctricos etnocidas de aquellos gobiernos neoliberales que pretendían despojarnos y desplazarnos, y con ello desaparecer nuestra cultura en aras de la modernidad para generar energía eléctrica. Esta lucha la engarzamos en este pirmer levantamiento convocado por la CC500ARINP. 

Hubo otros espacios de coincidencia e incidencia de participación indígena en los que se tejieron redes y construyó una agenda común de acción y movilización, como en el Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas creado en 1982 en la ONU, en la que hermanos indígenas de América Latina y el Caribe y del mundo intercambiaban y retroalimentaban experiencias y luchas; denunciaban atropellos y violaciones sistemáticas y reiteradas a nuestros derechos humanos y derechos fundamentales como pueblos indígenas. 

Este espacio fue muy relevante, pues desde ahí también se coincidió oponerse a los pretendidos festejos que ya organizaban con bombo y platillo los países de Iberoamérica para celebrar el V Centenario del mal llamado descubrimiento de América, encuentro de dos mundos o de dos culturas, decían unos y otros. Los pueblos indígenas asumimos que no había nada que festejar, no podíamos festejar 500 años de despojo, de invasión, de colonización, de genocidio y etnocidio, de saqueo de nuestros recursos naturales y minerales, de políticas asimilacionistas y paternalistas; que todo ello no podía ser motivo de festejo y que era ocasión para reivindicar nuestra identidad con dignidad y resistencia, así como nuestros derechos, y gritar al mundo que aquí seguíamos existiendo y resistiendo ante los embates de la colonización moderna. 

Esta fue una parte de cómo se tejió esta gran Campaña Continental que a la postre devino en un primer espacio organizativo en México, el Consejo Mexicano 500 Años de Resistencia Indígena Negra y Popular (CM500ARINP), y en las entidades constituímos los Consejos Regionales o Estatales, integrados por liderazgos, autoridades y representantes de pueblos y organizaciones indígenas y negras, acompañados por organizaciones populares, campesinas, comunidades eclesiales de base, académicos e investigadores, ONG´s de Derechos Humanos, y sociedad civil; lo que dio una gran fortaleza a la lucha y gran movilización nacional, marchando desde los cuatro puntos cardinales del país para arribar al zócalo capitalino, corazón de la patria, aquel 12 de octubre de 1992, visibilizandonos con fuerza y haciendo oír nuestra voz con un cúmulo de reclamos y demandas reivindicatorias para decir: que aquí seguíamos los pueblos indígenas de México, que aquí estábamos vivos, demandando al Estado mexicano no seguir construyendo instituciones, políticas y programas sin los pueblos indígenas. 

La cancelación de los festejos oficiales por parte de los gobierno de Iberomérica fue la gran conquista de este movimiento continental y nacional, así como algunas incipientes reformas constitucionales para reconocer los derechos de los pueblos indígenas, como el caso de la primer reforma al artículo 2º Constitucional que sólo reconocía: “que la Nación mexicana tenía una composición pluricultural y pluriética sustentada en sus pueblos indígenas…” 

Otros frutos de esta convergencia de los diversos movimientos estatales y regionales, como el caso de Guerrero, fue que acordamos mantenernos organizados como Consejo Guerrense 500 Años de Resistencia Indígena Negra y Popular (CG500ARINP). Decidimos mantener este nombre como nuestra organización reivindicatoria, manteniendonos organizados y movilizados por dos décadas, propiciando otros procesos organizativos autonómicos como la fundación de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Policía Comunitaria (CRAC-PC), y la creación de la Universidad Intercultural de los Pueblos del Sur (UNISUR). 

Así pues, el CM500ARINP logró a partir del parteaguas del 12 de cotubre de 1992, ser un semillero e inspiración para constituir diversas organizaciones regionales, estatales y a nivel nacional con estructuras mas sólidas. Nacieron la Asamblea Nacional Indígena Plural por la Autonomía (ANIPA), a su vez diversas líderes mujeres de ANIPA fundaron la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas (CONAMI). Así también la CC500ARINP inspiró la constitución de organizaciones regionales o subregionales en el Continente, entre éstas la CONIC, el CICA, la COICA, el CIMA, el ECMIA, o nacionales como la CONAIE, la ONIC, entre otras, que como parte de los movimiento sociales han contribuído a las grandes transformaciones en países como Ecuador, Bolivia, Perú, Brasil, Argentina, Chile. 

Volviendo al plano nacional, muchos de los liderazgos protagonistas y emergentes forjados en la coyuntura de la CC500ARINP, jugaron un rol relevante durante el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) el 1º de enero de 1994, que le he denominado el Segundo Levantamiento Indígena, sólo que éste armado, pues muchos de ellos fueron convocados como asesores del EZLN al pactarse con el Gobierno Federal el alto al fuego y la instalación de las Mesas de Diálogo de San Andrés Larraizar, con una trascendental participación en la Mesa “Derechos y Cultura Indígena”. 

En este marco contribuimos en la fundación del Congreso Nacional Indígena (CNI), como un espacio de diálogo y convergencia horizontal del movimiento indígena nacional en lo más plural y diverso posible, acompañante de las demandas del EZLN, con una agenda común y también muy clara en el sentido de luchar por la reivindicación y por el reconocimiento constitucional de nuestros derechos, pues producto de la Mesa de Diálogo, se alcanzaron y signaron entre el EZLN y el Gobierno Federal los “Acuerdos de San Andrés”, y con la coadyuvancia de la Comisión Bicameral de Concordia y Pacificación (COCOPA) y la Comisión Nacional de Intermediación (CONAI), se consesó la propuesta de Iniciativa de Ley sobre Derechos y Cultura Indígena, conocida como la “Ley COCOPA”, que se esperaba fuera enviada al Congreso de la Unión por el Titular del Poder Ejecutivo solo de trámite para su discusión y aprobación. Es de todos conocido la gran traición no solamente al EZLN, sino al movimiento indígena nacional por parte del Estado mexicano representado por el presidente Ernesto Zedillo, quién incumplió su palabra e incumplió con los “Acuerdos de San Andrés”. El cumplimiento pleno de los “Acuerdos de San Andrés” y la Reforma Constitucional Indígena integral sigue seindo un gran pendiente del Estado mexicano y de ésta primera etapa de la 4ª Transformación. 

Pero también el activismo de algunas organizaciones y sus liderazgos en el ámbito internacional han aportado en el avance y conquista de nuestros derechos, sobre todo ante el Sistema de Naciones Unidas, donde se han adoptado importantes mecanismos, convenios y tratados internacionales que reconocen nuestros derechos fundamentales. Entre los mecanismos se destacan 3 principales: 1) el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas (FPCI), como organo asesor del Consejo Económico y Social; 2) el Mecanismo de Expertos sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (MEDPI), como consejo asesor del Consejo de Derechos Humanos; y, 3) El Relator Especial sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, quien presenta informes y recomendaciones ante el Consejo de Derechos Humanos. Es destacable también 2 principales instrumentos jurídicos conquistados: 1) El Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, adoptado en 1989 y vigente en nuestro país desde 1991; y, 2) la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, adoptado en 2007. Ambos instrumentos constituyen herramientas de lucha para la vigencia, respeto y cumplimiento de de nuestros derechos, judicializando incluso algunos casos ante los Tribunales Federales. 

Otras de las conquistas de este movimiento son las reformas constitucionales al marco jurídico nacional, recordemos que antes del 12 de octubre, en febrero de 1992 se reformó el ya mancionado articulo 4º Constitucional, lo que no fue una casualidad. La segunda reforma finalmete se logró hasta el añol 2001, producto de los Acuerdos de San Andrés en 1996 por el levantamiento armado del EZLN, aunque dicha reforma fue rechazada por el miso EZLN y el movimiento indígena, ya que no reconoció a los pueblos indígenas como sujetos de derecho público, y el derecho madre del libre determinación y autonomía fue acotado. 

Es importante también destacar que a pesar de las expectativas generadas por las transiciones de gobierno, éstos no han cumplido con el reconocimiento pleno de los derechos de nuestros pueblos. En tanto, la vía sólo electoral no es suficiente, al contrario, decepciona el retroceso en esta transición de la “izquierda” con la llegada de la llamada Cuarta Transformación (4T). Como ejemplos tenemos que el presupuesto indígena acumula ya un recorte brutal de más del 80%, el 50% fue recortado por el régimen anterior y el 30% en este régimen de la 4T; la iniciativa de Reforma Constitucional que debiera armonizar la Constitución acorde al marco jurídico internacional, sometida a un proceso de “consulta” por el Gobierno Federal a través de la SEGOB y el INPI, que proponía reconocer 16 derechos fundamentales y reformar 15 artículos constitucionales, durmió el sueño de los justos en la Consejería Jurídica de la Presidencia de la República desde septiembre de 2021, fecha en que le fue entregado al Presidente AMLO en Vícam, Sonora, en el marco de la firma del llamado Plan Justicia de la Tribu Yaqui. Fue hasta septiembre de 2024 que finalmente se discutió y aprobó una reforma distinta a la consultada y consensada por las organizaciones y pueblos indígenas, modificando solo el artículo 2º Constitucional para reconocernos como sujetos de derecho público. 

Las lecciones de estos procesos organizativos y de movilización social confirman que son la alternativa real para seguir conquistando el reconocimiento de nuestros derechos. Por ello, sin bien es cierto que hoy el movimiento indígena está un tanto disperso y descoordinado, también es cierto que nuestros pueblos estan organizados y atrincherados en sus regiones reivindicando y defendiendo sus propios derechos y sus recursos naturales; en tanto estamos abonando con voluntad política y más allá de nuestra pluralidad y diversidad cultural, a construir una agenda común y rearticular el movimiento indígena nacional con legitimidad e interlocutor ante el Estado mexicano. 

Así, venimos de realizar durante el año 2024, diversas reuniones y Encuentros Nacionales de Pueblos Indígenas y Afromexicano, entre éstos, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas; en Juchitán Oaxaca; en Cuernavaca, Morelos; y en la Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México; con el objeto de contribuir al Fortalecimiento de la 4ª Transformación con Identidad; en la que analizamos y resolvimos presentarle la agenda mínima a la hoy nuestra Presidenta de la Republica, Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, resumida en 3 demandas fundamentales: 

  • Como una de sus primeras acciones de gobierno, retomar y enviar al Congreso de la Unión la Iniciativa de Reforma Constitucional Indígena y Afromexicana integral.
  • Garantizar el derecho de la participación y representación política indígena y afromexicana en los cargos de representación popular y de la función pública, tanto en lo federal, estatal y municipal, respetando las acciones afirmativas.
  • La reorientación de las políticas públicas con pertinencia cultural, que lleve a una reingenieria institucional elevando a rango de Secretaria de Estado de Pueblos Indígenas y Afromexicano, así como presupuesto digno y justo para el desarrollo de los Pueblos. 

 Con un dejo de desencanto, afirmamos que las tres propuestas y expectativas de implementación, no se han cumplido, y nuestra evaluación respecto a la política implemetada para el reconocimiento de nuestros derechos y desarrollo integral de nuestros pueblos en el primer periodo de la 4T es de retroceso, y preocupa esta política de continuidad en el este 2º piso de la 4T, con un INPI y funcionarios anquilosados, sectarios, privilegiando a un grupo de incondicionales y el nepotismo presente.

 Esperamos nuestra inclusión en la composición y organización política de la UI, así como nuestra agenda sea parte de la plataforma o proyecto político que enriquezca congruentemete a MORENA como un partido-movimiento. Tlazocamati miac. Muchas gracias.