Pocas frases son tan atinadas como aquella de que “El conocimiento es poder”. Las circunstancias actuales, nos han demostrado además que si el conocimiento es poder, entonces “el conocimiento técnico es poder político”.
Actualmente, uno de los grandes retos para nuestro movimiento es la formación de cuadros administrativos propios. Esto se debe a que en México, la administración pública fue uno de los ámbitos donde mayor penetración tuvo la doctrina neoliberal. El neoliberalismo fracasó en lo económico, en lo político y en lo social, pero fue capaz de modelar un sistema burocrático propio, compuesto por miles de servidores públicos de base, despolitizados o simpatizantes del viejo régimen, con pericia técnica pero sin sensibilidad social ni verdadero espíritu de servicio. La comparación del aparato de gobierno con un “elefante reumático” hecha por el entonces presidente López Obrador en 2019 es tan atinada como inquietante.
La llegada al poder de la Cuarta Transformación develó que durante la etapa neoliberal, se instauró en el servicio público de los tres niveles de gobierno una lógica de saqueo, en consecuencia, el choque entre continuidad y cambio fue inevitable. En estos años, la resistencia al cambio dentro del servicio público se ha presentado en diversas formas, desde amparos colectivos para prolongar el tiempo de contratación del personal de confianza de administraciones previas hasta el sabotaje cotidiano en las oficinas de gobierno. Los burócratas del viejo régimen a veces no confrontan pero esconden la información, contradicen las instrucciones o generan un desorden intencionado y dirigido, todo ello con el objetivo de conservar intereses creados.
1 Lic. en Ciencias Políticas y Administración Pública por la UNAM. Mtro. En Gobierno Electrónico por la UDG. Integrante de “La esperanza”: comité de base de MORENA en Iztacalco CDMX.
Por su puesto hay excepciones, existen muestras de objetividad y profesionalismo de muchos servidores públicos ajenos a nuestro movimiento, pero en general podemos decir que la batalla por la transformación de la vida pública se trasladó también a las oficinas de gobierno. En por eso que en el segundo piso de la Cuarta Transformación es necesario plantearse el papel del partido en la formación de aquellos militantes que asumirán tareas de gobierno y que, en mayor o menor medida, tendrán que dar esa batalla dentro de la administración pública.
Debemos señalar que han comenzado a realizarse esfuerzos valiosos para orientar y capacitar a los funcionarios públicos de nuestro movimiento, por ejemplo, las agrupaciones de gobiernos municipales de la 4T y los distintos espacios de interlocución de regidores y síndicos de la Coalición Sigamos Haciendo Historia, en ambos casos, se comparten estrategias, iniciativas, proyectos y experiencias prácticas que son útiles, sobre todo para aquellos cuadros políticos con experiencia electoral pero no de gobierno.
En este punto es oportuno reflexionar sobre el origen de muchos de nuestros cuadros administrativos, podemos decir que en el sistema político mexicano la célula básica de organización para participar en la vida pública es el equipo político. Actualmente existen seis partidos con registro nacional y una docena más de agrupaciones políticas nacionales que eventualmente buscan convertirse en partido. No obstante, se calcula que existen no menos de 5 mil equipos políticos en todo el territorio nacional. Algunos con alcance seccional, regional, municipal o estatal. Muchos son fundadores de MORENA, otros nos combatieron con determinación. La dimensión de estos equipos depende de sus capacidades de movilización social y operación política. En este sentido, son los equipos más sólidos, es decir aquellos que ya han ocupado espacios de elección popular o de dirección partidista, cuyos integrantes están insertos en espacios de decisión dentro de la administración pública y que tienen vida orgánica propia, los que cuentan con los cuadros más experimentados en tareas administrativas. Evidentemente experiencia no significa capacidad, pero es un buen punto de arranque.
La tendencia mundial apunta a una administración pública con un carácter cada vez más técnico, es decir, enfocada en tareas más específicas, delimitadas y compleja. Ello será así en la medida en que las sociedades exijan soluciones mayores ante problemas más grandes, así como la aparición de nuevas realidades que hasta hace poco no significaban un problema, como el cambio climático o los procesos de gentrificación.
Debemos comprender que nuestro movimiento transita por una etapa nueva, donde enfrenta retos que hasta hace poco, antes de 2018 por ejemplo, parecían muy lejanos. Si en aquel momento nos planteábamos cómo acceder al gobierno ahora debemos cuestionarnos cómo hacer un mejor gobierno. En este contexto, el papel del partido es trascendental. Es recomendable que temas como la formación política y la orientación ideológica se acompañen ahora de aspectos como gestión de finanzas públicas, control de gasto, diseño de política social, planeación del desarrollo, política ambiental y derecho administrativo.
Todos ellos tópicos menos atractivos pero necesarios para no depender de los equipos políticos con mayor experiencia. La 4T debe aspirar a democratizar el conocimiento administrativo, es decir, a formar sus propios cuadros para la administración pública, servidores públicos con pericia técnica y sensibilidad social.